martes

De la crisis diplomática a la solución amistosa



En menos de siete horas se pasó del pesimismo a la esperanza.

Presidentes de Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua se acercaron.

Así fue el paso a paso de la reunión del Grupo de Río, donde se puso fin al lío.
Por
Esteban Rahal C.Desde mediados de la década de los ochenta, cuando el grupo de Contadora trataba de brindar oportunidades y caminos de solución a los problemas centroamericanos, el llamado posteriormente Grupo de Río no tenía una sesión tan agitada y con resultados tan productivos como la de ayer.La Reunión Cumbre número XX entre los jefes de Gobierno y de Estado, realizada en Santo Domingo, República Dominicana, no sólo logró darle un motivo más de existencia a dicha unión de países, sino que logró ponerle fin a una crisis diplomática entre Colombia, Ecuador y Venezuela sin antecedentes cercanos.La reunión, que comenzó a eso de las 10 de la mañana, tuvo momentos tan acalorados, que lo que menos se esperaba era que culminara, seis horas después, con abrazos y sonrisas entre los presentes.El mandatario colombiano, Álvaro Uribe, prefirió ausentarse de la foto protocolaria antes de comenzar la Cumbre, lo que alimentaba las opiniones de quienes creían que no ocurriría lo que al final sucedió: la terminación de la crisis diplomática entre los países en conflicto.El papel del moderador y anfitrión de la Cumbre de Río, el presidente dominicano Leonel Fernández, comenzó a ser decisivo cuando exhortó a las partes a que dialogaran e hicieran de dicho encuentro un escenario en donde primara la razón y y se reparcharan las carreteras del diálogo.Sin embargo, la postura de Fernández en la presidencia pro tempore del grupo, un cargo que parecía no tener más función que la de moderar el debate, logró lo que nadie pensaba después de una simple frase en las postrimerías del encuentro: "Lo que todos esperamos aquí es que esta reunión termine con un abrazo".Y efectivamente lo consiguió. De inmediato el presidente Uribe se levantó de su puesto y saludó con alegría a Rafael Correa (aunque éste respondió a regañadientes), a su homólogo venezolano Hugo Chávez y a Daniel Ortega, de Nicaragua, su enemigo cinco minutos atrás.El sube y bajaY aunque todo terminó en aplausos, sonrisas y declaraciones de hermandad, el 7 de marzo de 2008 pasará a la historia como el día en que Latinoamérica amaneció con el ceño fruncido por una semana en la que llovió a diario y torrencialmente, se asoleó hasta sobrecalentarse al medio día y se refrescó y encontró la sombrita por la tarde, cuando en el toldo de Río, trasladado a las playas quisqueyanas, los cocteles de reconciliación embriagaron a sus presidentes.


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